En la historia dominicana del siglo XIX y XX, la muerte de un general era algo muy grande, más siendo del Ejército, aquella fuerza del control terrestre de la nación y con más poder en las provincias fronterizas que la Policía.
No es un secreto que todavía hasta el año 2010 las fuerzas armadas fue la institución más valorada del país. La reputación de los militares ante la sociedad fue por muchos años muy buena, esto debido a las virtudes, méritos, a las acciones heroicas y al poco interés de los altos rangos del lucro personal.
La frase «Mataron un general» fue muy usada por el pueblo luego de la muerte del Gral. Miguel Rodríguez Reyes por parte de seguidores de Liborio Mateo, en lo que se conoció como la Masacre de Palma Sola donde también resultó herido el coronel Francisco Alberto Caamaño.
Los principales diarios tomaron la frase y los altos mandos ordenaron el rescate de Caamaño y los restos del general. Fueron enviadas sus principales unidades de fuerzas especiales. Desde Constanza y la capital salieron militares con el objetivo no expreso de poner el orden y de crear un precedente.
Se calcula que estas unidades aniquilaron e hirieron entre 500 y 600 hombres que poseían machete y armas en mano dispuestos a asesinar a las fuerzas que fueron con la misión de imponer el orden. A partir de ese entonces, hasta la izquierda radical respetó los altos rangos militares.
El Dr. Balaguer cuando le preguntaron de la represión de líderes de la izquierda radical, públicamente presentó un enorme listado de militares y policías asesinados. Les dijo que eran padres de familia y que estaban cumpliendo con su deber. Nombraba militares temidos como el Gral. Pérez y Pérez a dirigir las fuerzas.
El 30 de abril de 1998, fue dado de muerte a martillazos al general retirado de la Fuerza Aérea, Luis Santiago Pérez, este hecho consternó a todo el país, casi como el caso del niño Llenas Aybar. Vemos una sociedad cada vez con menos empatía cuando matan un militar e incluso un niño.
Cada año se normaliza la muerte de militares y ciudadanos, cosa que no ocurre en El Salvador, el que le asesina un militar a Bukele, debe enterarse vivo. El mandatario ordenó una ofensiva de guerra . Y el ministro de Interior, Gustavo Villatoro envió el siguiente mensaje:«Sepan que no vamos a detenernos hasta capturar a cada uno de los responsables de este vil asesinato», quien comandaba la operación junto al ministro de la Defensa, René Francis Merino.
En nuestro país, delincuentes ultimaron al general retirado del Ejército de la República, Lorenzo María González, pasando a formar parte del enorme listado de militares asesinados por la delincuencia sin serias consecuencias. El que mata un alto militar sin consecuencias, seguirá siendo un asesino en serie de ciudadanos.
Consideramos que hay que poner un freno a estas acciones. Tenemos la forma de lograr consecuencias. Entre ellas:
Las fuerzas armadas controlan la mayoría de pueblos de la zona del interior por lo que su jurisdicción es amplia. La voluntad del mando tiene mucho peso a la hora de implementar interceptar, perseguir y eliminar abusadores. Ejemplo la Fuerza Aérea tiene mucho poder en Puerto Plata, es la Policía allí.
Los servicios de inteligencia militar están constitucionalmente para defender la nación y sus hombres. Pueden hacer bien trabajo alejándose de los asuntos del DNI y concentrarse en identificar asesinos de sus hombres. Dándole las informaciones a la DICRIM y los organismos de seguridad.
La Jurídica que es inexistente puede dar apoyo legal a los familiares y dar seguimiento a los casos. El cuerpo jurídico debe proceder a sometimientos y que cada delincuente sepa que tendrá de frente, no solo a las unidades de inteligencia e infantería, sino un cuerpo legal preparado y motivado para hacer respetar el uniforme.
La seguridad en este rol no es un rol de la Policía, menos ahora que se plantea no estén en las instituciones públicas. La seguridad es un rol combinado, más de las fuerzas armadas que de la policía. Ejemplo:
Control de puertos, aeropuertos, funcionarios públicos e instituciones públicas, cientos de puestos de chequeo, brigadas, bases aéreas, destacamentos, control fronterizo, seguridad en trenes, teleférico, peajes…
¡Todos roles de las fuerzas armadas!
